¿Quiénes fueron "As dúas en punto"?

La capital gallega es uno de los destinos predilectos por muchos turistas cuando llega la hora de decidir destino vacacional en Galicia. Y es que además de ser uno de los destinos religiosos más importantes del mundo, y más ahora con la celebración del Xacobeo, es un hervidero cultural, artístico e histórico. Compostela ha sido protagonista y testigo de innumerables hechos, algunos de los cuales pasarían a la memoria colectiva como fue la vida de As dúas Marías: Maruxa y Coralia Fandiño Ricart.

Hijas de un zapatero y una costurera de Santiago de Compostela de principios del siglo XX, Arturo Fandiño y Consuelo Ricart, Maruxa y Coralia fueron la cuarta y duodécima hermana de una descendencia de trece hijos. 

Varios de sus hermanos fueron militantes activos de la entidad anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo (CNT), lo que conllevó a su persecución, exilio e incluso muerte. Ante la imposibilidad de ajusticiamiento de algunos de sus hermanos, la policía del régimen persiguió a las mujeres de la familia. Esto habría traído consigo secuelas psicológicas que derivarían en el peculiar comportamiento de las hermanas. 

Las tres hermanas: libertad, igualdad y fraternidad

Maruxa y Coralia disfrutaban de sus paseos en la zona verde de Santiago más popular. Cada día, a las dos en punto (por ello, también eran conocidas como “As dúas en punto”), salían a pasar por la Alameda. Aunque no salían solas, sino que las acompañaba su hermana Sarita (aunque esta, fallecería joven). 

Tenían una apariencia estrafalaria. No salían de su casa con cualquier prenda de ropa, sino que se hacían sus propias piezas, con telas de colores, vivas y llamativas. Quizás por su estética particular y una actitud un tanto desenfadada (¡incluso se atrevían a piropear a los estudiantes de la época!) hizo que todo el mundo las conociese. De hecho, los estudiantes galleguistas las habían apodado como “libertad, igualdad y fraternidad”, mientras que los de derechas, las llamaban “fe, esperanza y caridad”.

La escultura más famosa de Santiago de Compostela

Para honrar y recordar a las figuras de Maruxa y Coralia y, a su vez, a todos los represaliados durante el franquismo, en 1994 se instaló la escultura que hoy en día sigue coronando y recibiendo a los turistas que llegan a la Alameda de la ciudad. 

La pieza estuvo a cargo de César Lombera, quien realizó una reproducción realista y policromada de una de las fotografías más reconocidas de las dos mujeres paseando por ese mismo lugar: Maruxa, a la derecha y con el brazo extendido, y Coralia, sosteniendo un paraguas. 

Aunque la figura de las dos hermanas suele estar rodeada de cierta aura de celebración y un tono desenfadado, Maruxa y Coralia no dejan de ser el reflejo de la dura opresión que muchas familias sufrieron durante los años del régimen. Así lo reza la placa que se sitúa a los pies de la escultura: “irmás dunha familia numerosa anarco-sindicalista de Santiago. Vítimas en 1936 e durante a ditadura franquista”.