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13 sep, 2022

Del siglo XX a los millennial: así se ve el chocolate artesano en Galicia

Publicado Por: Simply Galicia En: Nuestras Recomendaciones Comentario: 0 Golpear: 628

El origen del chocolate se halla en México, donde se dice que el dios Quetzalcoatl regaló el árbol del cacao a los hombres. A este lo bautizarían como Theobroma Cacao, que no significa otra cosa que “alimento de los dioses”. Aunque en Galicia no podemos fardar de esta leyenda, sí podemos presumir de nuestra relación con este delicioso alimento.

La Ribeira Sacra y la fábrica de chocolate

Suele haber consenso general con el chocolate: a (casi) todo el mundo le gusta. Tanto es así que, hace muchos años, en la década de los treinta del siglo XX, en la Ribeira Sacra comenzó a funcionar una modesta fábrica de chocolate bajo las denominaciones “Chocolate Caldelas” y “Chocolate Casares”. Los artífices de esta factoría chocolatera fue la familia Casares.

En ella se hacía un trabajo artesano y delicado. Se utilizaba un molino de dos piedras tirado por una burra por el que pasaba el cacao una vez tostado y pelado. Luego, se recogía en resultado en un recipiente de latón, donde se dejaba reposar hasta que enfriaba y se solidificaba. Más tarde, la pasta resultante se metía en un horno y se pasaba por una mezcladora junto con harina, azúcar y manteca de cacao que compraban en Ourense.

De ella, queda la Casa Museo de Chocolate de Teimande, en Parada de Sil. Abrió sus puertas en el año 2015 con el fin de preservar la memoria de esta actividad tan especial.

Un chocolate centenario

No muchos podrán presumir de conservar la elaboración artesanal de anteriores generaciones. Chocolates Mariño comenzó su actividad hace casi cien años, en 1927. A día de hoy, es uno de los pocos chocolates del país que se continúa fabricando de manera artesanal.

Con el mismo nombre, en la Rúa Cervantes, en Carballo, se encuentra la peculiar tienda familiar. Además de desprender un rico olor a cacao, el establecimiento sorprende por vender velas y chocolate artesano.

La razón de esta curiosa combinación se debe a los propios orígenes de la firma. El fundador de Chocolates Mariño, José Mariño Pensado, se dedicaba a la fabricación de velas pero con la llegada de la luz eléctrica a los hogares el negocio se fue a pique. Por aquel entonces, en las casas más adineradas se preparaba chocolate a partir de granos de cacao. Sin embargo, no eran los dueños los que realizaban el proceso, sino que pagaban a otras personas para que lo hicieran por ellos.

Un médico de A Laracha le propuso al fundador, que se encargase él de tal tarea y, si la realizaba bien, le compraría una máquina igual para él. José aceptó y el resto es historia.

Propuestas artesanas y milleninals

A pesar de que nos solemos centrar en las historias más longevas, también nos interesan las propuestas que traen lo tradicional y artesano a la actualidad.

Es el caso de la marca Essenzo. Un joven emprendedor coruñés comenzó a gestar en el año 2018 una marca de chocolate saludable y con cacao real. Desde un pequeño local en A Coruña apuesta por lo que se denomina “bean to bar”, es decir, del grano a la tableta, y no es otra cosa que el proceso artesano y hecho con mucho mimo desde el grano de cacao en pequeños lotes.

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